El Puntito del G

martes, mayo 23, 2006

Capítulo IV: La Teoría



Llegar a las cuatro y media de la tarde al edificio inteligente no nos hacía gracia a ninguno. Sobre todo porque a esa hora, los turnos de mañana salían y se iban a tomar una cañita al Green mientras nosotros teníamos que aguantar estoicamente cinco horitas (cuando no eran más) de clase.

La primera fase, a pesar de ser la más aburrida (“homogenización de contenidos”), se nos pasó bastante rápido. Los días iban poco a poco siendo más largos, el sol salía tímidamente, y, sobre todo, aún no sabíamos dónde nos habíamos metido.
Un señor, al que le dolía la pierna, pedía voluntarios para dibujar y explicar gráficos de oferta y demanda en la pizarra; otro, un misógino con aspiraciones en la vida, pataleaba sobre la inmaculada moqueta del aula hablando de “acojonotrucos de marketing”, sobre Barbie Dominatrix, o sobre la cantidad de tiendas de electrodomésticos que dirigía. Nos hablaban de Libros Mayores y nos hacían recordar a Don Pablo, escondidos detrás del monitor, metidos en el msn enviando mensajes al de al lado, en las que quizá fuesen las lecciones más útiles sobre cómo salvar cualquier papeleta gracias al gusanillo de google (“gugl”).

Y pasó la primera fase como un suspiro. Llegaron los exámenes, los líos (tipo test, sin test, cuenta, descuenta, todos pasan, echan al 30% con menores notas, las intervenciones en clase cuentan, no cuentan, los idiomas sin empezar...), un montón de bulos que se nos iban haciendo familiares y a los que no sólo nos acostumbramos, sino con los que llegamos a aprender a vivir.

Aquella semana terminó en casa de Méjico, con demasiado alcohol en vena, muchas risas, exaltación de una amistad naciente, algún golpe que otro desde Sampa, y un enorme bol lleno de fresas enteras a las tantas de la noche que nos dio la vida; aderezado con Objetivo Birmania, Alex y Cristina, y, como no, Los panchos, que lograron que en medio del caos, todos, por un momento, cantásemos desgañitándonos como gatos despellejados, aquello de “Si tú me dices ven, lo dejo todo…”
Y seguimos con la segunda fase. Bueno, casi. La excelente y eficiente dirección del Máster, dos meses después del inicio, se encontró con que no todos los alumnos cumplían las condiciones de acceso. Así que el G, y sobre todo uno de los grupos de trabajo, se quedó cojo al perder al catalán que intervenía en clase con más desparpajo desde el primer día. De repente, y de la misma forma que Ankara entraba en clase, como un pulpo en una cacharrería, las noticias de la expulsión del catalán llegaron y, todo en una, visto y no visto, desapareció.
Los rumores sobre posibles desalojos crecían día a día. Como la mafia siciliana, IR y sus secuaces dejaban cartas a nombre de Seúl, o de otros muchos, con tono amenazante en un intento de no dejar que nadie se durmiese en los laureles...
Pero como siempre en la vida, cuando los problemas o los obstáculos parecen insalvables, aparecen otros mucho peores que nos enseñan a no preocuparnos por sandeces. Así que, el famoso ranking, que por unos días consiguió obsesionar a más de uno, pasó a un segundo plano cuando, como un castigo digno de Babel, aparecieron las clases de idiomas.
Pequeñas cobayas: hemos decidido que, en lugar de la beca de todos los años (y de los próximos), este año fomentaremos el aprendizaje de idiomas. Chino, Japonés, Ruso y Árabe. Por supuesto, el idioma que elijáis tendrá muuuuuucho que ver en el destino que se os conceda. Claro, para eso lo hacemos. Sí. Vamos a ver, ¿tú eres de chino?... entonces irás a El Cairo.
Claro, en horario de clase. Por eso ampliamos el horario. Dios mío, yo no llego. Amanda, por favor, no me pases lista hasta las cuatro, que no llego del trabajo. Venga, y te invito a arroz con gambas.
Interesantísimas clases inconexas de análisis de Marruecos y de Estados Unidos que no teníamos claro hacia dónde nos llevaban. La pregunta de siempre... ¿esto entra en exameeeeen? Y empiezan los idiomas. Empieza el contacto con los grupos de mañana. Maldita sea, ellos van mejor, ellos estudian más, ellos son más altos, ellos son más guapos, ellos son menos macarras, ellos no trabajan, ellos salen todos los días, ¡¡¡¡¡ellos han empezado el proyecto!!!!!
F7. Tocados. No hay por dónde salir. Nos han dado. El proyecto, ese gran desconocido... para los grupos de tarde. Análisis financiero; cara de pena del profesor. Teneis que decidir, por lo menos, uno de los productos... es que no os va a dar tiempo...
Lucha de clases en el jardín zen a las siete de la tarde. ¿Pero cómo no van a haber empezado, si están aquí desde las nueve de la mañana? Bueno, no está hecho, nos queda el análisis jurídico, las certificaciones para exportar cascabeles a Mongolia, pero lo demás sí, lo demás es fácil. Es que como quedamos todos los días... Y nosotros, ¿qué hacemos, quedamos el sábado por la mañana? Vale, pero después de las doce, no? Sí, claro. Búsqueda de consuelo en los compañeros del F. No lo encontramos. Los del F también van mejor.
Y los exámenes de la segunda fase que nos acechan, como los 30 años, allí, cada vez más cerca, cada carcajada más tétrica. Y llegan sin que nos demos cuenta. Y, de la misma manera se van.
Burbuja que ríe. Chorizo a la sidra. Cabrales. Sidra. Enormes jarras de cerveza. Los tres Mosqueperros. Cámaras digitales que dejan a los más serios a la altura del barro. Bendito restaurante para eliminar la tensión de los exámenes. Nos vamos conociendo. Y nos gustamos unos a otros. Escándalo a la española, ridículo de los más espantosos, sin darnos cuenta de que no sólo nos ven nuestros compañeros.
Con el olor a fritanga y vinagreta, nos vamos a uno de los bares más cool de la Latina (de cuyo nombre no puedo acordarme) a terminar de discutir sobre Madrid. Todo el mundo viene a Madrid. Madrid es genial. Atascos, calor, el estrés, prisas, caro, sin mar... si no lo sientes, no lo sientes. Los argumentos se acaban, así que es mejor recurrir al "paletos, id a vuestras provincias", que eso siempre calienta mucho los ánimos, a ver si así les pierde la ira y dejan de decir barbaridades sobre esta maravillosa ciuidad... No funciona. El enemigo une.
¿Otra copita? ¡¡¡Claro!!! Vámonos a casa, que mañana hay que trabajar. Multa en el coche. ¿Véis cómo esta ciudad es infernal? A casa, a las tantas, otra vez.
Y no ha hecho más que empezar. Eso sí, Si tú me dices ven,...

9 Comments:

Blogger South said...

Era demasiado Mosco. La noche de la Latina fue la de la persecución por la Castellana?? Me parto...

3:35 p. m.  
Blogger South said...

Era demasiado Mosco. La noche de la Latina fue la de la persecución por la Castellana?? Me parto...

3:35 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Se me ponen los pelos de punta..que días aquellos!! parecía que no iba a acabar nunca, era como la historia interminable.. y va a hacer ya un año!!.. ahora ya solo nos acechan los 30!!!
..te has olvidado del bailoteo con Alicante (..juass..) y las fotos taaaaaaaann comprometidas.. por cierto, dónde estarán??

8:37 a. m.  
Blogger Lilith said...

La verdad es que cuando lo leí lo pensé... si esa noche de la casa de México yo creo que acabé en las vistillas... Rum-ana, que no estás a lo que estás!!

10:21 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues yo no sé cuando fue la noche de Mexico, lo que me acuerdo es que se me cayó sobre la pierna un mamut inconsciente al intentábamos meter en un taxi y que hubo que llevar de vuelta a Mexico.
Que recuerdos por dios...

1:31 p. m.  
Blogger South said...

uy, lo que ha dicho......

2:58 p. m.  
Blogger sanpaolista said...

Qué recuerdos Salmón, anda que cuando lleguemos a las lembranças que dicen por aqui de la tercera fase, habrá momentos más embarazosos, yo creo.

3:03 p. m.  
Blogger Lilith said...

Pero qué dices de recuerdos, paolista? Tú del máster no te acuerdas ni de la mitad, te han contado lo que te faltaba!!!

11:37 a. m.  
Blogger Lilith said...

Nos podíamos ir a celebrar el reencuentro a Estambul...

11:38 a. m.  

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