El Puntito del G

miércoles, enero 03, 2007

Capítulo LVIII: Habéis Asesinado Los Sueños

Venía a casa escuchando la radio en el coche. Hablaban del atentado de fin de año, de fin del “proceso” o de su suspensión, o de los demonios que no desaparecen en este país.

Esta vez han sido dos o quizá, aún no se sabe, tres, los desaparecidos. Y esta vez han sido tres, o quizá dos, inmigrantes. Entre muchas de las cosas que he oído en los últimos días, una de ellas es que mucha gente duerme en los aparcamientos del aeropuerto de Madrid-Barajas. Casualidad, todos extranjeros. Ese continuo crecimiento del número de inmigrantes podría tal vez interpretarse, en otro momento, como un síntoma de la prosperidad de este país, pero nace la duda cuando uno de los símbolos del poderío nacional, del progreso con el que a nuestros políticos se les llena la boca, de las infraestructuras con las que se nos dice que se nos hace la vida más cómoda a los españolitos como la terminal 4 de Barajas, se convierte en un amasijo de escombros por el que reptan los bomberos para desgarrar la manta con la que un hombre, que seguramente vino pensando que este país era su El Dorado particular, se tapa para dormir en un aeropuerto, después de que ETA se mofe del gobierno, de la oposición, después de que se dejen descubiertos los flancos en un amago de confianza por parte de todos (o eso espero de la política, aunque parezca inocente o utópico) de que esta historia termine de una vez.

Sin embargo, es sorprendente la asepsia con la que, al menos yo, escucho las noticias sobre este atentado. O puede ser que sean los medios los que lo cuentan sin heridas. Todo se reduce a las cifras. Terminal 4. 800 kilos. 2º piso. 40.000 toneladas. 2 víctimas. Desde 2003. 4 días sin comparecer. 3 veces no se responde.
Me viene a la cabeza León Felipe, “Todo lo que se pesa, todo lo que se compra, todo lo que se mide y que se cuenta, lo habéis defendido como perros. Y todo se ha salvado ¡Todo!... Pero habéis asesinado los sueños. ¿Oísteis? Habéis asesinado los sueños…”

Hasta hace poco, prácticamente todos salíamos a reivindicar nuestro derecho a la paz, al pataleo si se quiere. ¿Qué está pasando ahora? Porque no puedo creer que nos hayamos acostumbrado a esto. No es posible acostumbrarse. Pero tampoco estoy segura de preferir la resignación a la costumbre.

A lo mejor es que es cierto que la civilización es sólo un sueño que dejamos que nos asesinen. Igual que El Dorado de 3, o quizá 2, inmigrantes en España.

domingo, diciembre 24, 2006

Capítulo LVII: Meu Adorado Brasil


Estaba yo ahora mismo pensando en un nuevo nombre para firmar mis posts, porque no es bueno vivir del pasado y Brasil se acabó el año pasado. Mira que me gusta a mi sanpaulista pero renovarse o morir. Y de pronto, el escupeimágenes que preside casi cualquier salón en la piel de toro, me habla del calor que hace este año en Río por Navidad que están a 43º.

Casi se me cae el alma a los pies, el año pasado yo me dedicaba el día de Navidad a preparar la carne para una barbacoa, en bañador y camiseta. Vale que entonces era raro y echabas en falta esa blanca navidad prometida por esos horrendos villancicos. Lo cierto es que mucha promesa pero tampoco veo nieve asi que para estar con frío pero sin nieve prefiero estar en bañador y chanclas.

Tarde chavalito, te vas para Chicago y allí sí que vas a ver nieve, tontorrón: todo sea para que no se te borre la sonrisa.
Que saudades de Brasil, cada vez que mi salvapantallas se pone en marcha y salen todas las fotos de un año, me arrepiento más y más de no haber vuelto para allá. Arrepiéntete sólo de lo que haces, no de lo que dejaste de hacer: qué fácil de decir y qué chungo de cumplir.

Claro que también podría decir que soy un pedazo de afortunado por haberlo conocido pero no me da la gana porque este es mi blog y escribo lo que quiero. Anda que no es reconfortante la autocompasión ni nada.

Así que, mejor pensado, seguiré siendo sanpaulista que el pasado es equipaje que viaja conmigo.

sábado, diciembre 23, 2006

Capítulo LVI: No Nos Moverán


Quiero que quede constancia pública de la vejación a la que he sido sometido: mi compañera de armas, la rum-ana me ha intentado sacar del blog, con una artimaña cicatera, con una excusa pobre de cambio de formato del blog o qué sé yo. Ay mi Matahari, qué taimada ella!

Vale que podría abrir un nuevo blog como signo de chulería pero es que mi vena de tocahuevos me hace permanecer en los sitios de los que me quieren echar (hay unos cuantos bares de Madrid que podrían corroborar la historia).

Parece ser que lo del mosaico del estómago le perturbó más de lo normal. A las pruebas me remito, yo he conseguido como en Misión Imposible, adentrarme nuevamente en este sagrado blog, pero la abuela no acierta, igual que cuando tras beber en el portal su apreciada botella de Chinchón, intenta sin éxito meter la llave en la cerradura.
Sólo tenéis que mirar para ver que ahora sólo hay dos nombres y el mío porque lo he luchado.
Y es que parece que la rum-ana no se da cuenta de que soy como el anisakis o como el dengue una vez que te ha infectado: que ya no se va, que da igual lo que intentes, que YO me quedo aqui.

Pues no he visto yo pocas veces el capítulo de Verano Azul en el que intentaban echar a Chanquete de su barco: todavía se me ponen los pelos como escarpias ante la gallardía de Julia la pintora.

A mi me van a echar de aquí!

Capítulo LV: El Volcán Dormido

Ya no tengo musa, ya no puedo escribir.
Mi musa no era guapa, ni dulce, ni parecía una sirena que con sus delicados cantos me arrastraba al mundo de la creatividad.
Mi musa era el arlequín, el repugnante ser que fue mi jefa el año pasado. La red es testigo de los panegíricos que la escribí, sólo ella era capaz de provocar que aporreara el teclado imaginándome que mis dedos eran punzones que atravesaban las falanges de los suyos, rápidos, certeros, sádicos.

Qué animal eres, pensarán algunos, pues mira, algunos escriben al amor, otros se ponen hasta el culo para inspirarse y a mi, es la mala leche la que funciona como catalizador. Qué pasa?

Santo, céntrate, focaliza tu energía contra algo que te moleste, que joder, digo yo que el a "qué huelen las nubes" en el que parece que flotas algún día se evapore, que para eso no tienes la regla (con perdón por la grosería machista, juaaas).

Sugerencias para devolverte al remolino de bilis del que no sé cómo te has escapado:
- piensa en Trejjca, en lo lejos que está, en el frío que hace, en lo prefabricado que parece con esas familias seudofelices de monovolumen grande y hueca sonrisa.
- piensa en RENFE, en sus atrasos, huelgas, aglomeraciones, errores, barreras que se cierran cuando pasas y te dan en todo el lomo.
- piensa en el metro de Madrid y no hará falta que desglosemos lo que te produce este elemento
- piensa en la avalancha de gente de Goya que te empuja, se tropieza, en los torpes, en los maleducados, en los que tienen muy claro que ellos siguen su camino que ya te apartarás tú.

Piensa en todo eso y escribe que este blog ha de ser regado con bilis para así crecer.

jueves, diciembre 21, 2006

Capítulo LIV: Ilusión

Mientras pienso en lo que quiero escribir, me sale una sonrisilla de esas un poco cabronas, que espero ser capaz de plasmar en este ratito.

Me la juego otra vez en público (espero que esta vez no me castigue el “mosaico de mi estómago”), esta vez con excusa. Y, si no, me la busco yo.

Mañana nos tiene que tocar un pellizquito por lo menos en la lotería, que para eso trabajamos todo el año, ¿verdad?
Es evidente que hay nimiedades que ilusionan, véase la lotería de navidad, los regalos de Reyes, los viajes, que salga por tercera vez la asignación de destinos, que pongan una canción de Melendi en el bar de copas de Sevastopol en el que estamos una noche, que nos escriba la persona exacta en el momento exacto el mensajito exacto al móvil, las cenas con la gente de siempre, que nos traigan libros de Londres, examinarnos del práctico de conducir (aunque no sea la primera vez), o, por qué no, iniciar un blog con unos amigos en el que mantener, aunque sea de vez en cuando, la unión de casi treinta personas que viven más o menos igual...

Claro que, la ilusión, quizá sea demasiado efímera... Tomando como ejemplo a una inteligente Lilith, es menester (abuela... esto le gustará) tener claro lo que es la ilusión. Según la definición de la RAE, llamamos ilusión al “concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos”.

No sé si la falta de realidad se debe a que mis sentidos me engañan (desde aquí abajo, el punto de vista es muy diferente) o a que mis compañeros de blog no tienen últimamente un minuto para decir, como el maestro Sabina (ésta es para el Santo, que sé que también le gusta...) “Esta boca es mía”

Con mucha ilusión, luces de Ágata Ruiz de la Prada y un par de kilos de más de los que no puedo deshacerme, Feliz Navidad a todos. O Felices Fiestas de Invierno, no sea que la alianza de civilizaciones estime que sea hiriente lo de la navidad...

Y que nos toque algo, que nos lo hemos ganado.

domingo, diciembre 17, 2006

Capítulo LIII: Cortilandia


Tengo un amigo que destesta la navidad. Todos los años nos las arreglamos para engañarle y llevarle a ver el teatrillo de Cortilandia, un sábado por la tarde, cuando es imposible escapar del agujero de la plaza de Descalzas.
Seguramente, mientras yo sonrío recordando su cara de paisaje, su camiseta de rayas, las manos en los bolsillos esperando al momento de ir a Casa Labra a comer bacalao rebozado y la sonrisa de niño cabrón de los demás, él se arrepiente de no ser de letras y lamenta profundamente el peculiar humor de sus compañeros de carrera.

Estando lejos, me pierdo el día a día de este elfo antinavideño. Tampoco sé si el atasco es lo que ha hecho que desde el trabajo no lleguen a la primera caña-tapa-caña-tapa de la tarde, ni si se suma alguien más a la fiebre de las hipotecas, o si las clases de sastrería han dado su fruto y quien nunca hizo trajes es capaz de tomar medidas en un solo vistazo. Tampoco me sumo a las salidas de la provincia (al menos una al mes) y nadie entiende que cuando paso en coche el límite de una ciudad, levante manos y pies como si saltara.

Las aglomeraciones del metro se me han hecho más amenas porque me entretengo en intentar entender las conversaciones de los demás (cosa que en Madrid suelo evitar) y hago cosas muy distintas de las que hacía en Madrid porque las cosas a mi alrededor son otras, muy diferentes,

Con ese invento de internet, parece que es más ameno estar lejos. Las llamadas telefónicas pueden ser casi eternas porque, además, el cambio horario casi no molesta. Es una situación a veces un poco confusa. Dejas de tener en común las cosas pequeñas de cada día con la gente de siempre. Es inevitable.

Emancipada a miles de kilómetros, he descubierto muchas cosas de mí misma que no sabía. Algunas me gustan más que otras y otras no pienso cambiarlas. Sin embargo, aunque sume y reste con cierta frecuencia, aunque siempre esté balanceándome y las dudas a veces me superen, lo que sigue empujándome es que nunca cambia esa sensación de morirme de ganas de volver a Cortilandia cada mes de diciembre y de volver al pirohíper para celebrar en condiciones la pre-Nochevieja. A mí cada vez me gusta más la navidad, por supuesto.

martes, diciembre 05, 2006

Capítulo LII: Mea Culpa

Craso error el mío, pensando que podía ser un poco cursi de vez en cuando.

Por la noche, en casa, sola (como Varsovia), de pronto suena el timbre del ordenador. Corro como una posesa. ¿Serán los de Mercadona que me regalan un vale de cien euros en compras? ¿Un cazatalentos que lleva meses buscándome? ¿El chico Martini? ¿Raquel Mosquera quiere regalarme la depilación láser, por fin? ¿O serán los del karaoke de Huertas, que después de verme cantar sobre la mesa, se quedaron prendados de mi dulce voz y mis suaves formas y quieren que grabe un disco con Luis Miguel? ¿Quién será, señor, quién me llama?

Lo bueno de las conferencias por ordenador es que, como en el DOMO de Telefónica, ves quién llama. Maldita sea, mi gozo en un pozo. Si nada lo remedia, mi tarjeta de crédito seguirá siendo precisamente eso, de crédito. Sigo siendo becaria ICEX, nada de pez gordo. El chico Martini llevará bollos a la chica Elseve, que por supuesto, aún no soy (nunca se sabe… la esperanza es lo último que se pierde) Se acabaron los trajes de Arman para salir al escenario. Es el Santo. No Val Kilmer. No. A ese le contaría como chico Martini (¿por qué no le habrán fichado para eso? En fin, no se puede estar en todo…).

Haciendo de tripas corazón, me siento ante el monitor y me decido a responder cuando un mensajito salta desde la esquina inferior derecha…

“enanaaaaaaaaa!!!!!!!!”

Encantador. No esperaba menos. Y este mangurrián, ¿por qué llama y escribe? ¿estará otra vez comiendo?

Resulta que, además de muchas cosas que obviaré, nuestro querido amiguito es un buitre y se dedica por las noches a gorronear la conexión del vecino. Ni poniéndole clave, oiga. Hay gorrones a los que no hay forma de quitarse de encima. Pobre vecino.

Y lo de enana, es mejorable.

“¿Has visto el blog?”
“Sí, es de gafapasta”

¡¡¡Y di algo!!!

Aún así, reconoceré que lo de “el mosaico de mi estómago” es un poco “pfffff!!!!”, pero, coño!... si es que yo quería ser García Márquez y me quedo en Carnaval… qué lástima…

Amistad, divino tesoro.

Capítulo LI: Meditación


Tango de aeropuerto. Tantas otras veces y qué distintas. Se desmenuza el mosaico de mi estómago a medida que atravieso precarias zonas de seguridad. A mi lado, cerca, fantasmas se deslizan suavemente, sin rozarme. La nueva terminal se me antoja minúscula, satélite de lo que espero encontrarme. Quizá, me planteo de pronto, otra vez, tenga demasiadas expectativas. Demasiada hambre. O quizá nunca sea demasiado. Reconozco el lugar al que camino. Reconozco sus rincones, sus miradas, su permanentemente cambiante estado de ánimo. Su frío. Su calor. Su color. El encanto de lo decadente, de lo naciente, de la esperanza.

Dejando de lado el lujo y la constante necesidad material, tengo la sensación de buscar algo que soy incapaz de explicar. Entro en el avión, chocando con cada uno de los asientos del pasillo, hasta encontrar mi provisional sitio. Mi lugar en este viaje. Y cuando logro zafarme de mi propio equipaje, soy consciente del reinicio. Tomo posiciones dentro de un avión como tendré que hacerlo dentro de pocas horas en un lugar algo más hostil, más desabrigado, cuando me asome al precipicio una vez decidida a lanzarme, y me doy cuenta de que, a medida que imagino la caída, mi mirada es más golosa. Me muero de ganas de llegar.

viernes, diciembre 01, 2006

Capítulo L: Yo quiero ser como tú

Hay veces en que conoces a alguien y te da una envidia tremenda, hasta el punto de que quieres ser como esa persona.
La semana pasada fui a una charla que organizaba una Cámara de Comercio que no nombraré sobre Gestión de Contactos Internacionales. Allí estaba yo, pensando que me iban a hablar de algo muy interesante y de pronto apareció un señor, con cara de tonto, papada descolgada, tripa agradecida ante la ingente cantidad de alimento que recibía a cualquier hora del día y gesto altivo. Juro por Dios que no era Cela el que venía a dar la charla pero sí podías adivinar que existe la reencarnación y que a este señor le había caido el cuerpo de Cela como regalo del cielo.

Se nos presentó como Chief of Knowledge Consultant, aunque el tío era más bien de Carrión de los Condes y de repente empezó a escupir frases ininteligibles. Mierda, me autocorrijo: pensé que era ininteligible porque de lo básico que era, mi mente no podía procesar que hacía escuchando a un personaje de semejante calaña, en horas de trabajo, diciendo obviedades de un calibre suficiente para que le negaran la entrada en El Diario de Patricia por escasez de intelecto.
Este señor se dedicó a través de 8 horas completitas a decirnos que era muy importante tener contactos y saberles pedir favores.

Ahhhhh, la cueva de Ali Babá abierta de par en par por este simpático señor, la piedra Rosetta dentro de ella, justo al ladito del secreto de la Alquimia. Menos mal que todavía (y el todavía aqui es tan claro como injusto) no ha alcanzado la repercusión que merece, porque si no, el pobre Dan Brown no hubiera podido publicar el Código de Da Vinci por obvio.

Claro que era generoso compartiendo su saber pero también elitista a la hora de transmitirlo. Jaaa, pues no sabía él pocas cosas que además metía palabros ingleses con acento de Carrión (porque es bueno no perder las raíces, por culto que uno sea): así, ante la cara de desconcierto de la gente que le jaleaba para que compartiera su sabiduría, decía cosas de la altura "es muy importante hacer un picking de contactos, para luego llevar a un correcto managing de tus potenciales partners.

Os contaría muchas más cosas de esa charla pero tenéis que entender que la información es poder y yo fui a ese curso y vosotros no.

La magia de la consultoría puesta a su alcance, el vendedor de humo que había agotado su stock (yo como él intercalo lo que puedo, you know?) y yo allí sin gritar que el puto nuevo traje del emperador en realidad era una farsa, preguntándome a cuanto llegaba el montante del Golpe que este hombre había perpetrado en las arcas de la Cámara.

Capítulo XLIX: Be water, my friend!


Como fiel seguidor que soy de la cultura pop de nuestros días, no podía faltar mi referencia al anuncio que empieza a empalagar por manido del chino ese qeu daba muchos golpes muy seguidos acompañados de grititos ininteligibles.

Yo como él, me adapto a Madrid, a mi tetera y soy Madrid. Sigo pensando que a esa tetera le falta un buen lavado para quitar los innumerables posos del té que alberga, pero de una forma u otra, por más que paro para concentrarme a odiar Madrid con la virulencia de hace dos años no me sale.
Cada mañana me meto entre los empujones y la cara de perro de la gente y no me limito a eso sino que me convierto en Madrid, a tanto llego en mi transmutación que llego más alla de los confiens de la villa y corte y me extiendo hasta Tres Cantos.

Serán los patos del estanque donde trabajo, será que ahora me llaman para preguntarme la opinión y además escuchan mi respuesta.

Será que me hacen trabajar de lo lindo y como no hay tiempo para la ociosidad no me paro a pensar en lo que me rodea.

O será el agua de los grifos de este parque cientíofico tratado con sustancias misteriosas, todavía no brillo en la oscuridad pero tiempo al tiempo.

Y no será que habré madurado?? Que igual soy como la Alanis Morrissete que grabó un disco muy cabreada y años después amenazó con regrabarlo ahora menos cabreada. Claro que yo sé lo que significa "ironic" no como ella, ni soy tía, ni tengo un acento canadiense bastante ridículo.

Sea lo que sea, estoy en un estado que ya les hubiera gustado a unos cuantos hippies de Woodstock. Eso sí, pierdo acidez cuando escribo, será la mala leche motor de creatividad?? Viendo a Zaplana me atrevería a decir que no.

A ver lo que dura, porque predigo que cuando llegue a Chicago ese agua se convertirá en hielo.

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