El Puntito del G

martes, noviembre 21, 2006

Capítulo XLVIII: El Regreso


La cuenta atrás ha comenzado. Mañana, nuevo cambio de país. Dicen que en la variedad está el gusto. Espero que los dioses no consideren que repetir país sea monótono, porque cada vez tiene más galerías el hormiguero de mi cuerpo.

La pausa de algo más de un mes, da la oportunidad de pensar en muchas cosas que estaba pasando por alto. Y en otras que no se me escapaban, pero que intentaban escurrirse. Una vez pasado ese momento de pseudo-paz, la improvisación, el caos, la prisa se apoderan otra vez de mi tiempo y de mi ánimo. Me encuentro, como antes, al borde del abismo desde el que estoy deseando saltar y saber cómo va a ser la caída, qué me encontraré en el camino y cómo voy a arreglármelas para que todo, milagrosamente, salga bien.

El momento más difícil es la espera del final, la calma que precede al cambio. Sorprendentemente, voy encontrándole el gusto a lo provisional, a la falta de planes, al viaje, a la llegada, a la gente tan distinta y tan valiente en todas partes, con ganas de perder el miedo, de probar lo desconocido, de dejar atrás lo que quieren, de dejar que la gente a la que quieren, siga su camino, aunque sea triste.

Y me hace gracia y me ilusiona saber que esa manera de ser es común a todos nosotros.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hmm, la inseguridad es una adicción, porque dispara la adrenalina. Podríamos haber elegido hacer puenting o tirarnos en paracaídas, tal vez hace doscientos años habríamos formado parte de una troupe de actores o de un circo itinerante de monstruos y maravillas. Podríamos haber sido nómadas si hubiéramos estado en el lugar adecuado...
Pero no. Somos adictos a la noresidencia fija, a los sempiternos muebles del IKEA y a las emociones fuertes lejos de casa.
Los seres queridos ya han aprendido a devolvernos el cariño desde lejos...
... y es que la vida es corta, pero ancha, y el mundo, demasiado grande para verlo en una sola vida.
Suerte que tenemos de ser culos de mal asiento y de haber descubierto una vuelta de tuerca en la inseguridad de la vida.

1:37 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Que sabias palabras abuela. Se ve que la veteraní es un grado y que los años no pasan en balde.

Os deseo todo lo mejor a los que os voveis a embarcar en el camino de lo desconocido, del vaya usted a saber que me encuentro, del empezar de 0 otra vez. Con esa pizquita de suerte siempre necesaria y la actitud positiva, decida y optimista no puede salir mal.

Por cierto Carnal, que si yo fuera tu, recortaba un poco el artículo anterior y lo mandaba a los periódicos a Cartas al Director. Si no le he hecho aún es, porque no es mio y porque no quiero mandarlo a tu nombre sin tu consentimiento.

11:06 p. m.  

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