El Puntito del G

lunes, septiembre 18, 2006

Capítulo XLIII: My Bittersweet Symphony


Ha pasado mucho tiempo, casi un año. Y ha pasado realmente rápido, lo cual me dice que ha sido un gran año.

Cuando de pequeño fui a dos campamentos del colegio, la última noche, en torno a una hoguera siempre se cantaba aquella deprimente canción de "llegado ya el momento de decirnos el adiós..." y la gente alrededor se ponía a llorar porque había llegado el final. Yo nunca lloré, no porque no me diera pena ni porque fuera el chico más duro del barrio sino porque pensaba que a esa gente la iba a ver en menos de mes y medio otra vez en el colegio y porque además, todavía quedaba justo ese mes y medio para disfrutar del resto de mis vacaciones.

Y eso es lo que pasa ahora, no cambiamos tanto con el tiempo: no me voy con más pena que la momentánea porque sé que detrás de este gran año va a venir algo mejor, porque la perspectiva es buena y porque reunirme con gente que hace mucho tiempo que no veo va a compensar lo que aqui dejo.

Hoy es el último día en mi oficina, en la Montaña Basura, que sorprendentemente no huele tan mal como de costumbre. Para un día que quiero que apeste, no hay forma.
Dulce porque me voy, amarga porque me voy. Así es la sinfonía que suena como banda sonora en mi cabeza en el día de hoy.

Asi que aqui estoy, con la página del imperio del mal abierta para hacer mi informe de beca, concentrado a veces en el tono del arlequín para que me recuerde por qué tiene que saber dulce dejar este puesto.

Como Ashcroft en el vídeo de la canción, pensativo me choco con los integrantes de la Montaña, concentrado en sintetizar no sólo un año de "trabajo" sino un año de experiencias. Y por momentos es amargo como la hiel.

En fin, que fue un placer, casi siempre, nos vemos en este blog y probablemente en Madrid.

Postdata: a los que amenizaron mis mañanas con sus mensajes mi estancia en la montaña mágica: CABRONES. Si no fuera por vosotros, no estaría sintiendo este amargor.

5 Comments:

Blogger South said...

Santo, salao...

Agridulce como será tu odiado Madrid cuando nos encontremos dentro de unos días...

Ganas tengo de veros...

8:41 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Muy tierno Paulista.

Creo que el mejor sabor para una despedida es ese, el agridulce.

Ya nos veremos las caras dentro de poco y podremos compartir experiencias.

Que ganas tengo yo también de veros, leñe.

8:47 a. m.  
Blogger Lilith said...

Esto tb es absolut Santo...
El saborcillo agridulce este es adictivo, conviene tener cuidado, para no pasarse la vida echando cosas de menos...
Aunque igual con este año, podemos hacer una excepción.
Nos veremos en breve, y nos reiremos todos juntos.

2:06 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Muy tierno Santito,

No puedo creer que hasta tengas ganas de volver a Madrid!!! esta te la recordaremos, eso seguro..

y si me lo permitis.. yo también me apunto al carro: a ver si nos vemos en breveeee!

11:59 a. m.  
Blogger sanpaolista said...

Pero quién ha hablado de Madrid? Por diossss, ni me mentes esa ciudad que estoy muuuuu sensible

3:29 p. m.  

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