El Puntito del G

miércoles, julio 12, 2006

Capçitulo XXXIII: Torquemada Entra en Juego


Ha llegado la inspección al calabozo! Cada rincón ha de estar impoluto que ha entrado la Santa Inquisición por la puerta. Vamos qué miedo me entra! Ha llegado un inspector del Ministerio, desde España, para revisar a la Montaña Basura. Y todo tiene que estar impecable.

Así que el arlequín se ha pintado como una puerta, la pobre, es que es entrañable, el Consejero incluso ha venido hoy a trabajar, más majete, con lo poco que le gustan los lunes a él (bueno ni los martes, ni los miércoles), la analista se pasea para todas partes cargada de revistas, como adolescente con la carpeta forrada con sus ídolos, en pose de "cuánto trabajo tengo, es que no paro". Pulgarcito, mi jefe más directo, sí, lo sé, más escalafones aquí que en el ejército de Bismarck, es el más natural pero en su favor puedo decir que se ha abstenido durante toda la mañana de hacer sus doscientas llamadas personales a España para hablar de la envidia que le da esa sepia a la plancha que se está metiendo Conchi y de cuanto se alegra de hablar con Paqui (a la que había llamado hacía dos días, no sé, se alegrará con poco el hombre). El contable ha escondido la botella de ginebra que guarda en la nevera y si bien sigue rojo rojísimo con los capilares de la nariz hinchados, lo cierto es que nadie puede obligarle a hacer una cura de desintoxicación por una inspección rutinaria.

A nosotros se nos ha presentado a través de nuestra ubicación, que los muebles son más importantes que nosotros, a ver si lo dudabais, es decir, el arlequín ha conseguido emitir sonido a través de esa muralla de dientes pintados de blanco Titanlux diciendo "y esta es la zona donde se sientan los becarios".

"Los becarios", la casta de intocables, los parias, los destinados a trabajar para la Montaña Basura. El pobre inspector no se ha dado cuenta de la gravedad que entraña el mantener contacto físico con esos "los becarios", hemos arrebatado su pureza de espíritu, estrechando su mano ante la cara de profundo desconcierto y repugnancia de nuestro arlequín.

Su mano, renegrida que la tenía, como el resto del cuerpo, porque es inspector, integrante fijo de la Montaña, es decir, que se ha venido a gastos pagados una semana antes a Salvador de Bahía y se ha traído a la mujer.

Se ha traído también otra gran preocupación, una losa que mina su espíritu exultante: se le ha olvidado el cable para cargar la cámara digital. Y la tiene llena, por dios!!! quién le pone la pierna encima al inspector.

Sonrisa a lo Closeau, corbata anudada en forma de Patxi, cual soga fina finísima, su labor va a consistir en comer con el consejero hoy aquí y mañana allí y en adivinar cuál son las mejores tiendas para que la mujer lleve a su amiga Puchi las mejores esmeraldas del país. Porque en caso contrario, imaginaos el escándalo, la lacra social de la vuelta al país.

Nos hemos preparado a conciencia para la inspección, se sabía que iba a ser dura y hemos tenido que ordenar nuestras mesas, el recepcionista ha ordenado el armario de materiales (todos los bolis azules con los azules) y nada más: lo importante en la Montaña es que la basura esté ordenada.
Hormiguero que rezuma actividad, como egipcios construyendo las pirámides, así ha pasado la mañana: grandes actores son, sir Lawrence Olivier temblará en su tumba mientras ve como posibilidad que alguno de los integrantes del calabozo paulista le pueda arrebatar la fama.

4 Comments:

Blogger South said...

La Administración, en su línea... ¿se creerán los inspectores del Ministerio que en las Oficinas Comerciales se trabaja? ¿O sólo van de vacaciones y prefieren cerrar los ojos?? Es que a mí me parece taaaaan evidente...

10:46 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Que gran descripción por dios. Lo malo es que lo lee alguien de fuera y se cree que estás exagerando un montón.
Lo que yo puedo asegurar desde aquí es que la diferencia entre oficinas grandes y pequeñas... es esa, el tamaño, porque el resto...
Oh my god!

1:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

yo estimo que se malgasta un 75% del tiempo en estas oficinas.. quizás tirando por lo bajo..

1:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

se malgasta el 75% del tiempo que se está en la oficina.... sin contar la hora y media que llegan tarde por las mañanas, y la media hora q se van antes...
yo he descubierto que las OFCOMES son las instituciones que mejor concilian la vida laboral con la familiar, desde que ha llegado el verano, tenemos a todos los hijos de los empleados locales jugando en la recepción o en el jardin...

10:48 a. m.  

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