Capítulo XXIII: Frikonomics
Se podría titular Economics for dummies, pero somos de la élite y no estoy por la labor de menospreciar mi valía.
Confieso que a mi la Economía no me daba ni frío ni calor, ni siquiera me dio nunca por jugar a la Bolsa como un broker que sólo puede cabrearse consigo mismo enfrente del espejo. Yo soy de letras, en mi pasado y en mi espíritu y bastante tortura fue la fase I en Alcalá Ceco como para tener un buen recuerdo de la materia. Cuando en febrero había pasado fugaz como un rayo la asignatura de marras, me prometí quemar los apuntes y olvidarme de ellos por siempre. Y al que me nombrara a Smith o a Keynes le arrancaba los ojos.
La vida te da sorpresas en el momento más inesperado: llegué a Brasil levantando la ceja izquierda mientras escuchaba al becario de inversiones hablar de Economía. Diossssss qué aburrimiento es esto! Dos semanas después de que llegara todos los días a sentarme en el mismo puesto de mi oficina, una de las primeras páginas que abría era Invertia para ver la cotización del real.
Segunda confesión: me enganché. Más que nada porque mi sueldo iba en ello: los dineros que ICEX me proveía eran un acordeón que algún cabrón que dominaba mi vida se dedicaba a tocar con fruición: ahora más, ahora menos. Ahora mi casa me cuesta más, ahora menos. Ahora estoy eufórico, ahora rebusco entre las pertenencias del anterior precario para ver si guardaba estampitas de santos a los que encomendarme.
Esquizofrénico, bipolar, llamadlo como queráis, invertia.com era el termómetro que medía mi locura.
Soy rico, soy pobre, estoy de buen humor, estoy que ladro, miraba hacia mi derecha, hacia el despacho del arlequín que tengo por jefa y veía mi futuro, clavando las uñas contra la mesa, sorbiendo té compulsivamente y arrancándome en ataques de ira, para evitar que me calzaran la camisa de fuerza.
Rápidamente aquello progresaba y se convertía no sólo en obsesión sino en tema de conversación habitual entre los becarios. Uhmmm, la cotización de las commodities está muy alta, malas noticias chicos, el riesgo país ha bajado...ay el dólar que se va por el barranquillo, tranquilo que los tipos de interés vana subir en Europa.
Porque claro, la Economía dejaba de ser un totem y un tabú, había que coger el toro por los cuernos y si eso iba a influenciar mi vida tenía que entenderlo. Google para arriba, google para abajo, estudios de perspectivas del BBVA para la moneda, atento a crisis políticas que desmoranaran la moneda brasi.
Y la mala baba y la codicia ojalá se hunda el país y el remordimiento de si aun así vivo de lujo, contrólate.
No se puede decir que no lo intentara abarcar desde muchas perspectivas pero sin duda el mejor era uno de mis compañeros que preguntó a todos por separado el secreto de las leyes económicas reducidas en una frase.
Es un conjunto de factores, entre ellos...No,no, pero por qué exactamente? Como el niño del hoyo en la playa donde pretendía meter todo el agua del mar. Mezcla de compasión y desprecio ante la simpleza del esquema.
Tercera confesión: el toro resbalaba por todas partes, las astas que pretendía agarrar debían estar llenas de aceite porque confieso que a día de hoy, no entiendo nada de Economía mundial y divisas.
Y qué queréis que os diga? Me da igual. Prefiero ser el yogi mirando el Ganges, que ve la vida pasar que el estresado occidental que se desquicia por no poder aprehender el sentido de la vida. Sin preguntas, sin tensiones, sin preocupaciones.
Cual liberalista económico: laissez faire, laissez passer.
Uhmmmmm, qué paz
Confieso que a mi la Economía no me daba ni frío ni calor, ni siquiera me dio nunca por jugar a la Bolsa como un broker que sólo puede cabrearse consigo mismo enfrente del espejo. Yo soy de letras, en mi pasado y en mi espíritu y bastante tortura fue la fase I en Alcalá Ceco como para tener un buen recuerdo de la materia. Cuando en febrero había pasado fugaz como un rayo la asignatura de marras, me prometí quemar los apuntes y olvidarme de ellos por siempre. Y al que me nombrara a Smith o a Keynes le arrancaba los ojos.
La vida te da sorpresas en el momento más inesperado: llegué a Brasil levantando la ceja izquierda mientras escuchaba al becario de inversiones hablar de Economía. Diossssss qué aburrimiento es esto! Dos semanas después de que llegara todos los días a sentarme en el mismo puesto de mi oficina, una de las primeras páginas que abría era Invertia para ver la cotización del real.
Segunda confesión: me enganché. Más que nada porque mi sueldo iba en ello: los dineros que ICEX me proveía eran un acordeón que algún cabrón que dominaba mi vida se dedicaba a tocar con fruición: ahora más, ahora menos. Ahora mi casa me cuesta más, ahora menos. Ahora estoy eufórico, ahora rebusco entre las pertenencias del anterior precario para ver si guardaba estampitas de santos a los que encomendarme.
Esquizofrénico, bipolar, llamadlo como queráis, invertia.com era el termómetro que medía mi locura.
Soy rico, soy pobre, estoy de buen humor, estoy que ladro, miraba hacia mi derecha, hacia el despacho del arlequín que tengo por jefa y veía mi futuro, clavando las uñas contra la mesa, sorbiendo té compulsivamente y arrancándome en ataques de ira, para evitar que me calzaran la camisa de fuerza.
Rápidamente aquello progresaba y se convertía no sólo en obsesión sino en tema de conversación habitual entre los becarios. Uhmmm, la cotización de las commodities está muy alta, malas noticias chicos, el riesgo país ha bajado...ay el dólar que se va por el barranquillo, tranquilo que los tipos de interés vana subir en Europa.
Porque claro, la Economía dejaba de ser un totem y un tabú, había que coger el toro por los cuernos y si eso iba a influenciar mi vida tenía que entenderlo. Google para arriba, google para abajo, estudios de perspectivas del BBVA para la moneda, atento a crisis políticas que desmoranaran la moneda brasi.
Y la mala baba y la codicia ojalá se hunda el país y el remordimiento de si aun así vivo de lujo, contrólate.
No se puede decir que no lo intentara abarcar desde muchas perspectivas pero sin duda el mejor era uno de mis compañeros que preguntó a todos por separado el secreto de las leyes económicas reducidas en una frase.
Es un conjunto de factores, entre ellos...No,no, pero por qué exactamente? Como el niño del hoyo en la playa donde pretendía meter todo el agua del mar. Mezcla de compasión y desprecio ante la simpleza del esquema.
Tercera confesión: el toro resbalaba por todas partes, las astas que pretendía agarrar debían estar llenas de aceite porque confieso que a día de hoy, no entiendo nada de Economía mundial y divisas.
Y qué queréis que os diga? Me da igual. Prefiero ser el yogi mirando el Ganges, que ve la vida pasar que el estresado occidental que se desquicia por no poder aprehender el sentido de la vida. Sin preguntas, sin tensiones, sin preocupaciones.
Cual liberalista económico: laissez faire, laissez passer.
Uhmmmmm, qué paz
2 Comments:
En fin, que me vas a contar que no sepamos ya del tipo de cambio. De su cotización a prima o a descuento, de las previsiones del BCE y de su puta madre.
Yo lo único que sé es que desde hace unos meses a penas si miro la evolución Euro/NOK, ni hago la conversión de la compra del super, ni miro las comisiones de bancos y cajeros, y desde hace unos meses vivo mucho más feliz y tranquilo en mi bendita ingenuidad.
Toda la razón tienes, Noruego. Yo tampoco hago la conversión Euro/LEI, y si la hago, siempre es con un tipo de cambio peor para llevarme una alegría. Es como adelantar el reloj 20 minutos para despertarte y darte cuenta de que puedes dormir un poco más... es de tontos, pero te alegra la mañana...
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