El Puntito del G

miércoles, julio 05, 2006

Capítulo XXIX: Como Un...


Como un chino menudo en uno de los bajos de una perpendicular de Fuencarral, tejiendo a toda velocidad para que nadie le denuncie a Inmigración y pueda dvolver su enorme deuda a la mafia que le trajo.

Como Kunta Kinte, antes de que le cortaran el pie, en los campos de algodón, con el sudor corriendo por sus mejillas y la espalda de Dámocles apuntando a su tobillo sin compasión ni miras.

Como un King Africa, presionado hasta el máximo para encontrar una nueva tortura que se convierta en nuevo hit del verano.

Como un bangolí, en las cocinas del infierno de Brick Lane del Londres más oscuro, cocinando Tikka massala con fruición para que sus dueños puedan ofrecerlo más barato a sus clientes de resaca un domingo.

Como una bulimica en una desenfrenada carrera al cuarto de baño para vomitar todo lo que ingirió antes de que se pegue a las paredes de su escualido estómago.

Como un desdichado mileurista en una consultora, condenado a afrontar la posibilidad de irse a la calle si el trabajo no está bien hecho o a no oler la comisión si fue todo un éxito.

Asi es como me tienen mis dos compañeras de blog, erigidas en el capital que exprimen al pobre proletario, al plumilla humilde que trabaja sin cesar, delante de su lámpara de aceite otra noche hasta que despunte el alba. Esclavizado, vilipendiado, humillado, convertido en simple maquinaria que escupe posts por lo que pueda pasar.

Eso sí, sin promesa de un final feliz, ni trazo de libertad, ni augurio de futuro éxito.

Menos mal que no soy de quejarme!!! De hecho, mi vena masoquista se agranda por momentos y padezco un cuadro clínico de meridiana claridad:

Me llamo sanpaulista y tengo síndrome de Estocolmo hacia mis proclamadas dueñas. Cuando me hicieron preso de este blog, me dieron las alas que no encontraba desde que decidí por cabezonería tirar las viejas por el acantilado del G. Allí estaban ellas en aquella roca que parecía lejana, sonriendo por primera y última vez invitándome a bajar a los infiernos.

Me maltratan, me pegan, me exigen y me demandan sin cesar y lo único que se me ocurre decir es: GRACIAS.

3 Comments:

Blogger Lilith said...

De nada.
Un placer maltratarte.

9:23 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cuanto bicho hay suelto por este mundo, oh gran poeta paolista.

No dejes que estas víboras te corten las alas y sigue dando rienda a tu prosa con tintes poéticos.

12:49 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Quejica!!!

Como darías rienda sino a ese masoquismo que te caracteriza??

8:02 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home

courses: Manuali Qualità e sviluppo