El Puntito del G

jueves, julio 06, 2006

Capítulo XXX:Habría Que Estar Loco


O ser muy tonto. Y ahora que no me lee nadie, lo confieso. Estaba empezando a dar por cerrada una etapa, casi dispuesto a sacrificar la cuarta parte de mi beca y dejarme arrastrar hasta finales de septiembre, como una botella de detergente en el Pinheiros, el río más contaminado que nunca vi.

He tenido que pararme a pensar, con lo que cuesta a veces y lo cómoda que es la inercia, estos días en la soledad de mi hogar, lo errado de la apreciación.
Empiezan los frenéticos intercambios de información y deseos para la segunda fase, las confirmaciones de vuelo de vuelta y de repente estás pensando cuántas cosas te has comprado para que la amable señorita del aeropuerto no te pegue un tirón de orejas.

Fue ayer cuando jugó y perdió España que salí y paseé por la Paulista, joder eso hay que verlo, la ciudad en su pura esencia y tú pequeñito, mirándola, efervescencia paulista para el niño que gusta de burbujitas.

Quedan 3 meses todavia, 90 días enteritos, llenos de posibles churrascos, cervejinhas frías en botecos inmundos, copazos en terrazas de hotelazos, muchas risas, una lista de bares interminable que conocer, brasileñas que me regalen los ojos con sambas endemoniadas. Alguien vendrá todavía a visitarme y me echará el pulso de convencerle que esta ciudad es una pasada y cuadrado no estoy, pero siempre gano ese lance. Y queda seguir con mis estudios empíricos de ingeniería financiera, para colar a Floripa por la cara en la lista de los visitados y admirados y pasearme por Ceará entre cocoteros y buen rollo.

Quedan millones de malandros a los que esquivar, taxistas que te cuenten su particular visión de Brasil, exaltaciones nacionalistas post futboleras, sonrisas cuando te oyen hablar con tu sotaque espanhol, cordialidad de extraños, visitas a mi Río de Janeiro a descubrir un poco más de la eterna rival de Sao Paulo.
Y queda la posibilidad de que si me aplico en la tarea, esta ciudad realmente me agarre de verdad como en una lambada cachonda y no me deje irme de ella, porque duela alejarme.
Queda exprimir esta ciudad hasta la última gota, para llevarme la esencia de esta ciudad y país que me acogió durante un año. Y no durante 9 meses. Para que cuando esté el año que viene donde quiera ser que acabe cierre los ojos y huela a Brasil, a lo bueno y a lo malo.

3 Comments:

Blogger South said...

Se nos acaba...90 días, parece mentira, ¿verdad?
Tomo nota, aunque Rumanía no huela a samba ni a cachaça, pero esto me lo llevo puesto, lo bueno y lo malo, claro que sí!!!

1:36 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues esto aunque huela a salmón y arenques en vez de a cachaça, no te digo yo que no me quedaba otra temporadita, por lo menos hasta que vuelva el temible periodo de nieves.

1:59 p. m.  
Blogger Lilith said...

Sniff, tres meses y la ciudad eterna da lo mejor de sí en verano...
Lo único guay de la vuelta es que nuestras conversaciones dejarán de ser telemáticas y nos podremos tomar esas míticas birras!!

9:46 a. m.  

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