El Puntito del G

miércoles, junio 21, 2006

Capítulo XXI: Llegadas I: La ciudad eterna

Cuando leí Roma en la lista de los destinos, se me asentó el estómago de una santa vez, después de haberlo tenido quince días dando saltos como un loco. Cuando, ya estando de vacaciones me reconfirmaron que pasaría un año en la Ciudad Eterna, rápidamente me imaginé al sol, con un motorino dando vueltas al Colosseo (posiblemente, sin esquivar a los turistas). Nada más lejos de la realidad.
Llegué a Roma después de una estresantísima última semana, habiendo hecho y deshecho la maleta tres veces (pero como pretendes meter todo un año en una maleta??) y habiendo sonreído todo lo sonreíble a las diversas azafatas para que no me pusieran problemas con el peso (obviously and utterly excesivo) de los bultos. Afortunadamente no lo hicieron (paga Iberia, me dijo una de ellas, qué mona), y ahí se acabó mi fortuna. En el trayecto León Madrid, turbulencias de las de pánico en la película de turno; y en el Madrid-Roma retraso. Llegar a la ciudad eterna con retraso es una de las peores (y más habituales) cosas que te pueden pasar, porque los de las maletas, que también tienen familia, se han ido a su casa a contarles cuentos a los niños antes de que se duerman, y hay un solo tipo para descargar las maletas, que, si llegan, salen más de media hora después que el avión.
Cuando ya comenzaba a desesperarme, me puse a mirar por las ventanas de la terminal, y pensé, vaya día para llegar, llueve... a las once y pico de la noche, logré salir con mis maletas y empecé a defenderme con uñas y dientes de los vampíricos taxistas de Fiumicino, que te gritan: el tren te va a costar lo mismo! Y me acerqué a coger un minuibus. Mientras iba en el minibus, me llegó un mensaje: me habían cambiado de sitio el B&B. Igual los dueños tb querían irse a la cama... Cuando entrábamos en la ciudad, me llegó otro mensaje, de nuevo me cambiaban el B&B! y cada vez más lejos de la oficina!!
A las doce del cinco de octubre, por fin logré dejar quieta la maleta en la habitación... y volví a mirar por la ventana... cuánto llueve en esta ciudad, casi parece una lluvia de verano...

Al día siguiente, había quedado con mis compañeros, a los que todavía no conocía más que por messenger! en la puerta de la oficina, y por supuesto, me perdí para llegar. En seguida me calaron, cuando vieron que llegaba luchando con los tacones y mirando desonfiada los números de las casas. Ah, hola, sois vosotros? Dos chicos con pinta de españoles, trajeados. Sí, ya estamos los tres mosqueteros... ¿qué nos deparará la oficina?
Cuando subimos, nos presentaron y nadie nos explicó lo que teníamos que hacer... sólo una semana más tarde le cogimos el aire a la oficina, que a veces es una casa de locos y a veces un geriátrico sin pastillitas...
Después del tour turístico, me senté a este ordenador desde el que escribo ahora y oí el repiqueteo de la lluvia en la ventana.
Días más tarde, me llegó el primer mensaje general de Ankara y fue como un rayito de los tiempos del máster... empezó a llover otra vez, y ya, no paró hasta febrero. Pero no me importó tanto, porque no estaba sola en la aventura.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Sí Belentxi, tú abriste el foro y metiste a nuestro amigo gorka.moral que no soy yo, sino un tipo que vive en Bilbao que un par de semanas después me comentó que se reía mucho con el foro, pero que creía que había habido un error y que los mails fuesen probablemente para mi.

12:37 p. m.  
Blogger sanpaolista said...

aYYYY, la lluvia de Roma, qué ganas de verla.

2:57 p. m.  
Blogger Lilith said...

jajaja.
gorka.moral.... qué será de él...
Y a lluvia... ha sido transmutada en los últimos tiempos en un bochorno casi constante... no sé que es peor!!

7:57 a. m.  

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