El Puntito del G

martes, noviembre 21, 2006

Capítulo XLVIII: El Regreso


La cuenta atrás ha comenzado. Mañana, nuevo cambio de país. Dicen que en la variedad está el gusto. Espero que los dioses no consideren que repetir país sea monótono, porque cada vez tiene más galerías el hormiguero de mi cuerpo.

La pausa de algo más de un mes, da la oportunidad de pensar en muchas cosas que estaba pasando por alto. Y en otras que no se me escapaban, pero que intentaban escurrirse. Una vez pasado ese momento de pseudo-paz, la improvisación, el caos, la prisa se apoderan otra vez de mi tiempo y de mi ánimo. Me encuentro, como antes, al borde del abismo desde el que estoy deseando saltar y saber cómo va a ser la caída, qué me encontraré en el camino y cómo voy a arreglármelas para que todo, milagrosamente, salga bien.

El momento más difícil es la espera del final, la calma que precede al cambio. Sorprendentemente, voy encontrándole el gusto a lo provisional, a la falta de planes, al viaje, a la llegada, a la gente tan distinta y tan valiente en todas partes, con ganas de perder el miedo, de probar lo desconocido, de dejar atrás lo que quieren, de dejar que la gente a la que quieren, siga su camino, aunque sea triste.

Y me hace gracia y me ilusiona saber que esa manera de ser es común a todos nosotros.

sábado, noviembre 04, 2006

Capítulo XLVII: Dulce Navidad

Acabamos de entrar en el mes de noviembre pero en Madrid todo se adelanta. La navidad ha llegado. Millones de bombillas (ocho, como nuestros días de vacaciones del año pasado, para ser exactos) inundan las calles de la Villa y Corte, aún apagadas, para no sobrepasar el gasto energético que supondrán durante los días de fiesta. Tampoco es para tanto, que diría nuestro alcalde. “Derroche de luz, no de energía”; en total, un 75% menos que el año pasado.

Tenemos la suerte este año de demostrar que los españolitos somos muy imaginativos. Tenemos a los mejores diseñadores, a otros casados con directores de periódicos, somos pioneros con pasarelas transgresoras que no dejan que mujeres de menos de 35 kilos desfilen sin curvas; IFEMA; centros comerciales con olor a pollo frito; restaurantes de platos cuadrados respaldados con los nombres de conocidísimos cocineros en los mejores (y no tan buenos) barrios de Madrid, de mi Madrid; Terminal 4; maletas que no llegan a casa, que viajan a otros lugares menos caóticos.
Alcaldes progres enfurruñados con las extremidades de sus partidos; otros menos ejemplares que limpian los trapos sucios con detergente “El Ladrillo”; universidades públicas abarrotadas (cada vez menos...) de estudiantes más o menos convencidos; Torres KIO convertidas en yogurines al lado de D’Artacán y los Mosqueperros construidos sin orden ni concierto en lo que podría haberse convertido en emblema de la ciudad de Madrid (no digo que se hiciera un Guggenheim, pero un poco de armonía no hubiese estado mal...); baronesas que amenazan, encadenadas, con retirar una de las mejores colecciones de pintura del mundo si Don Alberto se decide a talar los árboles plantados en época de Carlos III frente a las ininteligibles pero últimamente activísimas Cortes.

En definitiva, en Madrid hay gilipollez para dar y regalar, para exportar. Pero siempre a lo grande. Que, aunque algunos digan lo contrario, el tamaño, importa y mucho.

Por si esto fuera poco, ahora comulgamos con ruedas de molino. Llega la navidad a Madrid. Y llega de la mano de diseñadores de postín. Tenemos la suerte los madrileños de disfrutar de la desconocida, original y novísima tendencia que marcarán los nuevos talentos de nuestro país. Modesto Lomba y Ágata Ruiz de la Prada son, entre otros, los encargados este año de diseñar la iluminación navideña de las calles de Madrid.
Pero no nos llevemos, ciudadanos de Madrid, las manos a la cabeza. Está de moda el progresismo, así que lo hacen por amor al arte. Según el Ayuntamiento, ninguno de estos “creadores” cobrará por sus inestimables servicios.
Entonces me pregunto si el Ayuntamiento conoce la Universidad Complutense de Madrid. Supongo que sí porque, básicamente, es exactamente ahí donde se organizan los mayores atascos de la Carretera de la Coruña cada día. Imagino que será todo lo que saben de ella, porque, si no, ¿qué sentido tiene que los mejores estudiantes de Bellas Artes o Arquitectura (éstos son de la Politécnica, pero la zona de atasco es la misma...) no puedan optar a participar, por ejemplo, en un concurso de diseño de la iluminación navideña de la capital? ¿Cómo puede ser que nadie haya pensado en ello?

Como buena ciudadana, confío ciegamente en el Ayuntamiento de Madrid (vivo en las afueras, aquí ya no llega el firme brazo de Don Alberto, pero me da lo mismo), así que estoy segura de que alguien tuvo la misma idea que acabo de exponer y que, con toda probabilidad, los estudiantes de Bellas Artes, con esa soberbia que caracteriza a la generación de los mileuristas a la que pertenezco, se negaron a participar en algo tan horrible como tener la oportunidad de darse a conocer como creativos. O que pidieron condiciones imposibles para la Administración Pública. Estoy convencida. Así nos va. Así nos vamos todos fuera de España, a engañar a empresarios extranjeros que se creen que los jóvenes de este país tenemos potencial, capacidad y ganas de trabajar.

Menos mal que aquí no podemos ni siquiera demostrar nuestra incapacidad. Menos mal que está la política para no dejar que ineptos que se creen la generación mejor preparada de la historia de este país, tenga alguna oportunidad. Muchas gracias.

Capítulo XLVI: El Sueño Americano

Y la pesadilla del Santo. Todo junto en un bonito paquete de segnda fase.
Dejo el calor y la alegría brasi para sumergirme en el temporal de nieve que me acompañará en Chicago hasta abril.

Soy hombre de principios como todos sabéis asi que cuando afirmaba rotundamente que no volvería a trabajar en Trescantos ni nunca iría a EEUU estaba de broma. Jaaa, el puto karma existe y algo muy malo habré hecho porque me acaba de dar en toda la jeta el escupitajo que eché para arriba.

Me vuelvo a alejar de Europa donde pensaba asentarme este año, pero soy un peón en el tablero del destino y no elijo mis movimientos, me adapto a ellos sin rechistar que uno es asi. Y ese destino es elque me lleva a elegir a mi, pobre licenciado en Derecho, una empresa de bioquímica puntera de la que sólo entiendo que tiene su producción ultraprotegido con una patente para ayudarles a hacer la implantación en los Estates.

Me voy sin jefe, qué peligro caer tentado del gmail otra vez, sin más ayuda que las ganas de hacer algo bien que compense la inutilidad de este año pasado.

Alea jacta est! Ya he decidido y ahora el miedo y el nerviosismo atenazan pero están bajo control, total la aventura sólo comienza el dos de enero. Tiempo tendré para prepararme mentalmente.

Y ahora qué??? A cambiar mi nick, mi ubicación y mi vestuario??? Pero si mis dedos ya se separaban perfectamente para que entraran esas chanclas de gitano.

Quién me mandaría a mi???

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