El Puntito del G

miércoles, septiembre 27, 2006

Capítulo XLIV: El vals del final, para teclado y orquesta.



Estamos desapareciendo poco a poco del panorama internetero... uno a uno, como los diez negritos de Agatha Christie. Pero no tan trágicamente, sino entre deseos de felices vuelos, estreses por el sobrepeso y promesas de cervezas en la piel de toro.
O de donde sea que nos encontremos, porque nos encontraremos. Si hemos estado en contacto este año, podremos estarlo a partir de ahora... porque nada une tanto como las experiencias compartidas, y las nuestras, aunque eran todas distintas, tenían un extraño hilo conductor común. Los mismos traumas en la oficina, las mismas vivencias apasionantes en el país (más o menos exóticas, eso sí), las mismas fases en las relaciones personales, las mismas añoranzas del pasado (a excepción de los lugares añorados...)...

Ahora se multiplican las excursiones apresuradas para hacer lo que quisimos hacer durante un año, que las fiestas de despedida continuas se mezclan con las visiones de paquetes infames que mandar a casa (y dónde está mi casa ahora? mi corazón está dividido entre lo que dejo y a dónde voy!!), recoger y limpiar los ordenadores que implica ver las fotos de todo un año (sólo uno? Han sido más... ha sido una vida!!), sacar los calcetines olvidados o perdidos del fondo de los cajones... y recordar aquella vez que los guardamos al vuelo en una mochila... Cuánto han cambiado las cosas desde hace un año.

Hago por última vez el camino al supermercado, sabiendo que si vuelvo, seré una persona de paso más en esta ciudad que adoro... pero no puedo sino sonreír, porque la vida es bella, porque este año se acaba como supe desde el principio que se acabaría. Porque me lo he pasado muy bien, he aprendido, he crecido, y tengo un año más lleno de pequeñas y grandes cosas en la memoria, privadas y compartidas. Y sonrío, pensando que tengo una maleta que llenar (o mejor, que vaciar un poco) y paquetes que mandar. Sonrío, pensando que todo lo que siento y lo que veo, no lo sentiría ni lo vería si no hubiera venido. Y sonrío por no llorar, porque tengo demasiadas cosas que hacer antes de echar ese último vistazo a la Ciudad Eterna (y aunque no fuera Eterna, lo sería para mí) desde el avión que me llevará lejos.
Al final es todo mucho más prosaico de lo que queremos.
Pero tal vez es mejor, para no sufrir demasiado.
No sabemos aún qué nos depara el futuro, sólo sabemos lo que nos trajo el pasado.
Y la conclusión es clara, distinta y meridiana:
¡Que nos quiten lo bailao!

lunes, septiembre 18, 2006

Capítulo XLIII: My Bittersweet Symphony


Ha pasado mucho tiempo, casi un año. Y ha pasado realmente rápido, lo cual me dice que ha sido un gran año.

Cuando de pequeño fui a dos campamentos del colegio, la última noche, en torno a una hoguera siempre se cantaba aquella deprimente canción de "llegado ya el momento de decirnos el adiós..." y la gente alrededor se ponía a llorar porque había llegado el final. Yo nunca lloré, no porque no me diera pena ni porque fuera el chico más duro del barrio sino porque pensaba que a esa gente la iba a ver en menos de mes y medio otra vez en el colegio y porque además, todavía quedaba justo ese mes y medio para disfrutar del resto de mis vacaciones.

Y eso es lo que pasa ahora, no cambiamos tanto con el tiempo: no me voy con más pena que la momentánea porque sé que detrás de este gran año va a venir algo mejor, porque la perspectiva es buena y porque reunirme con gente que hace mucho tiempo que no veo va a compensar lo que aqui dejo.

Hoy es el último día en mi oficina, en la Montaña Basura, que sorprendentemente no huele tan mal como de costumbre. Para un día que quiero que apeste, no hay forma.
Dulce porque me voy, amarga porque me voy. Así es la sinfonía que suena como banda sonora en mi cabeza en el día de hoy.

Asi que aqui estoy, con la página del imperio del mal abierta para hacer mi informe de beca, concentrado a veces en el tono del arlequín para que me recuerde por qué tiene que saber dulce dejar este puesto.

Como Ashcroft en el vídeo de la canción, pensativo me choco con los integrantes de la Montaña, concentrado en sintetizar no sólo un año de "trabajo" sino un año de experiencias. Y por momentos es amargo como la hiel.

En fin, que fue un placer, casi siempre, nos vemos en este blog y probablemente en Madrid.

Postdata: a los que amenizaron mis mañanas con sus mensajes mi estancia en la montaña mágica: CABRONES. Si no fuera por vosotros, no estaría sintiendo este amargor.

miércoles, septiembre 13, 2006

Capítulo XLII: Meditación a última hora de la tarde

Las setas no son obstáculo para la felicidad. Tu opción vivir o no vivir, tu comportamiento ante las setas, ante la ciudad ante la nueva cultura si es obstáculo para la felicidad.
He aquí un grupo reunido, nosotros, que creo tenemos el mismo sentimiento ante una misma experiencia en distintos destinos, disfrutar, pase lo que pase, pese a que tengamos un arlequín saltando alrededor de nuestra mesa, una bruja que nos roba los días de vacaciones, unas setas colgadas a la televisión de nuestra casa, hielo colgando de las orejillas, cero trabajo encima de la mesa, horas extras de trabajo encima de la mesa, idiomas incomprensibles, amores frustrados, atracciones fatales, arenques escasos, marcha nula, marcha y no tener con quien compartirla, compañeras de piso locas, días sin luz, noches con luz, kilómetros hasta la playa mas cercana, pobreza alrededor, cervezas a 10 euros, el cerdo mas cercano a 2000 kilómetros, dinero que no llega, amigos lejos, misiones aupa.. da igual.. Da igual, nosotros, el reducto mas reducto del foro del g siempre encontramos un sentimiento de felicidad que hace que allá donde estemos siempre tengamos un motivo para sonreír, para reír, para disfrutar pensando del año que nos han regalado, de saber la oportunidad tan grande que hemos tenido para conocer gente, vivir otro país, otra cultura, otro idioma... Da igual lo que nos hayan dado, da igual en que puesto acabamos, lo cierto es que hemos sabido sacar el mejor sabor de la experiencia.
Y por eso siempre hemos estado ahí, los 5, a miles de kilómetros de distancia, separados por continentes, y unidos por un frío teclado. Porque allá donde estemos, al otro lado de esa pantalla están otras 4 personas que te entienden, que disfrutan, que te hacen sonreír...
Mi destino, Ankara, mi ciudad, fea, insulsa, ¿¿sin sentido??? ¿Pero donde podríamos encontrar una ciudad con mas contrastes que Ankara? Una ciudad que tuviese las máximas del capitalismo al lado de casa, rodeada de ferraris y con mujeres operadas de arriba abajo, las ultimas marcas de moda que nos encontramos en Milán, tiendas y mas tiendas con lo menos útil del mundo, gente gastándose el dinero en el ultimo modelo de ipod, discotecas de 12 euros la copa, mujeres que escasamente cubren su cuerpo buscando una noche de sexo fácil. Y dos kilómetros mas abajo en la misma calle, en la calle que lleva el nombre del fundador de una República a veces no tan república, te encuentras a mujeres que no quieren enseñar nada mas que sus ojos, imanes que llaman al rezo, minaretes rascando el cielo, mercados vendiendo especias, cabezas de cordero sobre mesas en la calle, gente con el corán en la mano, niños vendiendo, chabolas que cubren colinas y colinas, restos de una civilización 2000 años antes de cristo, hamman donde entras para que grandes mujeres te hagan masajes por todo el cuerpo, taxis cubiertos de alfombras, el olor al tabaco de manzana de una narguile, vendedores ambulantes vendiendo maíz hervido, puestecillos donde te venden grandes vasos de zumo.. Todo un choque, todo un encuentro, Europa contra oriente medio, capitalistas contra islamistas acérrimos, y todo esto bañado con uno de los idiomas mas complicados que jamas podría haber imaginado..
Ahí estoy yo, moviéndome por esas calles, conociendo gente becarial y extra becarial, que aunque me ha costado en algunos casos, consigo compartir con ellos parte del año, de esta experiencia, hablando con anticuarios en turco malhablado, metiéndome por mercados para descubrir sonrisas, invitaciones a te y también alguna que otra mirada malmetida, por algún turco que desaprueba mi forma de vestir, de andar, mi actitud en la calle...
Y aquí estoy, a pesar de las setas, de mis males amorosos, feliz de tener tres meses mas para vivir esto, aunque mis amigos y mi familia estén lejos, aunque pronto os vayáis de mi día a día... Pero por delante tantos viajes que hacer, mas visitas a la ciudad que me fascina, Estambul, y tantos viajes en el pasado, que ya quedan a mi espalda que han abierto una puerta nueva en mi.
Así lo vivo, disfrutando de este país, de mi ciudad, y de saborear cada segundo que me regalan, aunque a veces algún personaje no me lo ponga fácil...
Y se que esto, lo entendéis vosotros y poco mas... Pocos mas tiene mi visión. Ha sido un placer poder contaros día a día mis pequeñas anécdotas y disfrutar y reírme con las vuestras.
Muchas gracias chuuuuuuuuvales.. ¡¡sois lo mejor!!
(Post escrito por Belenci)

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